La gestión antisoborno es un conjunto de medidas y políticas que se implementan en una organización para prevenir y detectar posibles actos de corrupción y soborno. El objetivo es garantizar la transparencia y la integridad en todas las operaciones de la empresa.

La gestión antisoborno comienza con la identificación de los riesgos de soborno y corrupción que pueden afectar a la organización. Luego, se implementan medidas de prevención, como la elaboración de códigos de conducta y políticas claras de anticorrupción, así como la capacitación del personal en la importancia de mantener altos estándares éticos.

Además, se establecen controles internos para detectar cualquier actividad sospechosa, como la revisión de transacciones financieras y la realización de auditorías periódicas. También se establecen canales de denuncia para que los empleados puedan informar de manera confidencial cualquier actividad sospechosa o irregular.